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Musica que recibe Dios ojo.

Hay cerca de 300 referencias en la Biblia a los himnos, a cantar y a la música. Los Salmos son un libro de cánticos: muchos de estos cánticos incitan a la venganza y no son así apropiados para nuestra presente época de la Iglesia. Solamente alrededor de una docena de esas 300 referencias está en el Nuevo Testamento, y solamente cerca de la mitad de ellas tiene referencia directa al funcionamiento de la iglesia.
En el Antiguo Testamento, los cánticos eran a menudo cantados con acompañamiento musical, y muchas veces también con danza, como expresión de alabanza del corazón a Dios. Pero no deseamos obtener nuestra instrucción para la música en la iglesia local a partir del ejemplo del Antiguo Testamento, porque el sistema entero para la adoración ha cambiado.
Bajo la vieja economía había muchas formas y ceremonias, con llamados de trompeta, etc. En Israel, el hombre en la carne fue puesto a prueba y se permitió todo —incluso la más bella música— lo que apelara a la «religiosidad» del hombre natural, a fin de probar que “el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios” (1 Corintios 2:14). Pero, como el Señor dijo a la mujer samaritana en Juan 4:22-24, el tiempo vendría cuando los verdaderos adoradores debían adorar al Padre “en espíritu y en verdad”. Esta adoración debía emanar de lo más íntimo del ser (“en espíritu”) y ser conforme a la revelación del cristianismo (en verdad). ¡Un nuevo orden de cosas ha sido introducido! (Filipenses 3:3): «Siendo que Dios es espíritu, lo único que Él acepta es una adoración espiritual... Esto desecha todas las fórmulas humanas establecidas, así como las ceremonias espectaculares y los ritos. Adorar en espíritu y en verdad excluye todo esto» (R. K. Campbell).
El poder de la música


Cántico individual en el Nuevo Testamento
Hechos 16:25 dice que “a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían”. Pablo y Silas habían sido severamente azotados y tenían sus pies asegurados en el cepo, en la prisión de más adentro. Estaba oscuro, sucio, y hacía frío. Sin embargo, sus corazones desbordaban en cánticos para Dios. ¿Cantamos himnos porque nos gusta el son atractivo, porque cierta frase cautiva nuestras fantasías, o lo hacemos, en cambio, porque queremos alabar a Dios? El cántico de Pablo y Silas fue un gran testimonio para los prisioneros, pues cuando Dios abrió las puertas y las cadenas de todos se soltaron, los prisioneros permanecieron en la cárcel en vez de darse a la fuga. Esos himnos fueron utilizados por Dios en los eventos que condujeron a la salvación del carcelero de Filipos. Cuando estamos alegres en el Señor, debemos cantar alabanzas a Él (Santiago 5:13).
Efesios 5:19 y Colosenses 3:16
Estos dos versículos son los dos últimos que nos proporcionan directamente información sobre el canto en la iglesia. Digo “en la iglesia” por cuanto ambos versículos se encuentran en cartas que fueron dirigidas a iglesias locales. Estos versículos dicen: “... antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones” (Efesios 5:18-19). “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales” (Colosenses 3:16).
Estos dos versículos indican que, junto con el necesario ministerio de enseñanza en la iglesia, debe haber canto. No trataremos de definir las diferencias entre los tipos de cánticos mencionados; seguramente ellos abarcan todo el rango de aquellos que rinde adoración, alabanza, acciones de gracias y honra al Señor Jesús y a Dios el Padre. Tal como ya procuramos expresarnos anteriormente, insistimos en la necesidad de que estos cánticos sean espirituales; que ellos honren realmente al Señor. Himnos que no “dividen rectamente” o que no “usan bien” la Palabra de verdad (2 Timoteo 2:15), ¡no son himnos que el Espíritu Santo quiere que cantemos! ¡No son himnos que indiquen que permitimos que la Palabra more abundantemente en nosotros!
Cantar con el entendimiento

Acompañamiento musical

Hoy en día, hay una mayor tendencia a introducir tales acompañamientos musicales dentro de las reuniones de iglesia, en reemplazo del simple canto. Muchas veces, el argumento es que necesitamos mejorar nuestro canto como testimonio para aquellos que lo oyen. De nuevo, para nuestros oídos, el canto podría mejorar. Pero ¿mejoraría nuestra apreciación espiritual del Señor, tal como lo expresamos con las palabras que cantamos, o simplemente nos distraeríamos, o nuestras almas se pondrían más felices mientras que nuestro espíritu no estaría más cerca del Señor? Todo el principio de la adoración y de la alabanza de la iglesia consiste en que no se emplea ningún «medio» humano. Son nuestros espíritus en comunión con el Señor a través de «medios espirituales» (1 Corintios 2:13; versión francesa J. N. Darby). «El judaísmo tomó lo que es conforme a la naturaleza para ver si ellos podían tener una religión con ello, sólo para demostrar que ello no podía ser posible… Nosotros… pertenecemos a otro mundo… pero el (acompañamiento musical) sólo echa a perder la adoración al introducir el placer de los sentidos en lo que debiera ser del Espíritu de Dios» (J. N. Darby)...
Efesios 5:19 dice que yo puedo tomar la melodía en mi corazón. No es por mediosexternos, sino por ser llenos del Espíritu. Si leemos detenidamente el versículo, veremos que dice eso. Por lo tanto, creemos firmemente que el principio de la práctica de la iglesia es que no deben usarse instrumentos de acompañamiento musical en las reuniones de la iglesia, y que de hacerlo se estaría diciendo que el Señor y el Espíritu Santo no son suficientes, y que nosotros estamos más interesados en cómo el son agrada a nuestros oídos que a los oídos del Señor.
En Mateo 26:30 y Marcos 14:26, cuando el Señor había enseñado a sus discípulos y marchaban hacia el monte de los Olivos para luego Él ir a la cruz, se dice que ellos “cantaron un himno”. ¡Que hermosa manera de terminar juntos una reunión! La idea de acompañamiento con instrumentos musicales allí está excluida, y hubiera estado fuera de lugar.
Himnos apropiados
Si hemos de cantar con el entendimiento y guiados por el Espíritu Santo, entonaremos himnos apropiados, y procuraremos cantarlos estando realmente gozosos de lo que cantamos. Por ejemplo, los himnos de evangelización no ponen énfasis en la experiencia cristiana. No sería apropiado indicar un himno de evangelización durante el culto o cuando vamos a partir el pan en memoria del Señor. De igual manera, tampoco en ocasión del partimiento del pan, cuando recordamos al Señor en su muerte, sería apropiado cantar un himno que hable de nuestra experiencia cristiana, o un himno que contemple al Señor resucitado y en la gloria. No todas las estrofas de un himno pueden ser apropiadas para esa ocasión. Éste es un aspecto práctico de que debemos entender que todos necesitamos ser ejercitados acerca de estas cosas.
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